The funny thing about shrinks

Los psiquiatras tienen una enorme ventaja sobre los demás médicos. Y es que, si un paciente llega 45 minutos tarde a su terapia, lo recibe 15 minutos y le cobra la hora completa. En cambio, podemos imaginar el desastre si un dentista, por ejemplo, procediera de manera semejante. El paciente impuntual llega 45 minutos tarde. El doctor, con mala cara, lo invita a tomar asiento, le abre la boca, y le inyecta anestesia. Acto seguido, corta con el bisturí lo necesario para empezar la extracción de la estorbosa muela del juicio. Tiene que cortar, también, algo de hueso. Luego de 10 minutos, y mientras el paciente tira sangre a chorros, el dentista voltea a ver su reloj, se levanta de un brinco, y dice: "¿Te importa si nos detenemos aquí?"
La gran desventaja, claro está, es que en cualquier otra rama de la medicina, la incompetencia de un médico se queda con él, y aqhí termina el asunto. Si estoy enfermo del estómago, y el gastroenterólogo no me cura, lo declaro un pendejo y busco un nuevo doctor. Si un psiquiatra no me ayuda, entonces dejo de creer en la psiquiatria por completo. Decido que, desde ahora, resolveré mi psicosis platicando con amigos y tomando cerveza. Como se puede deducir, esto último nunca da buenos resultados, y nos vuelve aburridos y monotemáticos con nuestros interlocutores, quienes nisiquiera nos pueden cobrar. Unas por otras.