Semana Santa 1

Esta fue la primera semana santa en la que no vi ni un segundo de películas bíblicas. Imagino que la televisión estuvo saturada de ellas, sobre todo la televisión abierta. Fue la sexta semana santa consecutiva en la que como carne roja 3 días seguidos, incluyendo viernes y sábado. Desconozco el estado actual de las opiniones eclesiásticas sobre el consumo de carne durante la cuaresma. La verdad es que, durante esos días los restaurantes de carne te tratan especialmente bien y la carne de primera calidad en los supermercados tiene grandes descuentos. Quizás se trate de una sofisticada forma de satanás para tentarnos a través de la ley de la oferta y la demanda. Pero toda la gente la pasa muy bien esos días, o al menos eso creen cuando salen en sus automóviles para recorrer la carretera a Cuernavaca en 3 horas y media. Y lo peor es el regreso. En el regreso, la carretera está infestada de auromóviles orillados con el cofre abierto, y los vacacionistas abochornados, dirigen sus miradas hacia el público cuyos carros sí avanzan (a vuelta de rueda), y luego hacia el motor de su Taurus `88. ¿qué quieren decir estas miradas? ¿Nos están diciendo: "Mira, yo tengo un Taurus que me deja parado, y tú no..."?
O tal vez: "Una ayudadita,por el amor de Dios, una manguera que le sobre, una batería que no use, un carburador, luego se lo repongo". Lo peor es que, más bien, parecen estar en comunicación profunda con su carro. Como si al sostenerle la mirada a su motor ahogado, éste se diera por vencido y dijera: "Bueno, ya no mames, ahorita me muevo. Sólo quería llamar la atención, porque hace mucho tiempo que no me tocas" Y el dueño: "Ya, funciona... ¿Qué va a decir la gente?" O como si el cofre sacando humo fuera un malentendido. Después de abrirlo y mirarlo fijamente, el dueño dice: "Ah, claro, claro, es que había dejado el chicharrón prensado en el inyector de gasolina, para que se cocinara chido, ya podemos irnos..."